El tiempo que se dedica a cocinar en casa y preparar nuevas recetas con ingredientes frescos y diferentes supone muchos beneficios. Por un lado se establece una conexión positiva con los alimentos, se desarrolla una experiencia sensorial que permite el conocimiento de frutas, vegetales, semillas, condimentos, sus sabores, texturas y los nutrientes que poseen, siendo así la forma más saludable de alimentarse, creando vínculos familiares y la herencia no solo de recetas ancestrales a los más pequeños, sino de grandes recuerdos.
Sin embargo cocinar en familia, no debe verse como una obligación, para que funcioné debe generarse de forma espontánea, invitando a todos, designando pequeñas tareas, algo así como un juego en el que por ejemplo mamá puede ser la líder y adoptar el rol de chef y los demás sus ayudantes. Solo recuerda que implementar esta actividad requiere conocer un poco el comportamiento de los miembros de la familia para saber como iniciar, una buena opción es poner música, de este modo las actividades fluirán de manera natural.
Compartir en familia, apoyándose, comunicándose es una actividad básica y aunque no sean expertos en gastronomía y preparen grandes banquetes el momento de sentarse a la mesa tendrá mayor significado, se sentirán satisfechos creando un ambiente familiar muy nutritivo.
En Huevo San Juan sabemos que en ¡Familia sabe mejor!